PUNTOS CLAVE
- Los individuos no cubren sus requerimientos diarios de líquidos y por lo tanto pueden estar en riesgo de hipohidratación.
- Se ha observado que una hipohidratación de 1% o más de pérdida de masa corporal perjudica la función cognitiva - procesos mentales requeridos para percibir, procesar y producir información – los cuales se requieren para cumplir las tareas de la vida diaria.
- Los niños están en riesgo de hipohidratación debido a la accesibilidad insuficiente de agua durante el día escolar. Beber agua parece mejorar el rendimiento cognitivo en tareas requeridas para un óptimo rendimiento académico.
- Los adultos pueden alcanzar 1% de pérdida de masa corporal o más con una restricción no intencional prolongada de líquidos. Este nivel de hipohidratación puede perjudicar el funcionamiento ejecutivo y el rendimiento en pruebas funcionales como conducir un vehículo.
- Los adultos mayores están en riesgo de hipohidratación debido a varios factores que incluyen una respuesta apagada a la sed y, si no son ambulatorios, un riesgo de consumo disminuido de agua. Aunque las respuestas cognitivas después de hipohidratación aguda no se han estudiado ampliamente, en los estudios observacionales en hospitales se sugiere que las deficiencias de agua pueden resultar en condiciones mentales severas tales como confusión aguda y delirio.
- Debido a que la sed puede actuar como un cuello de botella para el rendimiento cognitivo, las medidas compensatorias efectivas deben centrarse en torno a la disminución de la sed o, en el caso de los adultos mayores, al consumo programado de líquido.
INTRODUCCIÓN
La hidratación es esencial para la vida, y la hidratación inapropiada (hipo- e hiper-) puede provocar consecuencias fisiológicas adversas. Aunque las implicaciones de la hipohidratación sobre el rendimiento físico (es decir, estar deshidratado) se han revisado extensivamente (Cheuvront & Kenefick, 2014), los efectos potenciales sobre las respuestas cognitivas y perceptuales son menos claros. A diferencia de las pruebas de rendimiento en el ejercicio aeróbico (por ej., prueba contrarreloj, tiempo hasta el agotamiento), las cuáles se afectan más con la hipohidratación en ambientes templados o cálidos debido a una mayor tensión cardiovascular y temperatura alta de la piel (Sawka et al., 1992), las construcciones neuronales que explican la disminución cognitiva son limitadas, en parte, debido a la complejidad de los circuitos cerebrales y su relación para monitorear el estado fisiológico del cuerpo. Como tal, no existe ningún mecanismo que atribuya deficiencias mentales al déficit de agua corporal. También es probable que el (los) mecanismo(s) responsables cambien a lo largo de la vida, ya que el cerebro en desarrollo o en proceso de envejecimiento tiene diferentes activaciones neurales y/o estrategias alternativas para completar una tarea determinada. Dentro de este artículo de Sports Science Exchange, se presentará una breve descripción de la función cognitiva junto con un breve resumen del estado actual de la bibliografía en lo que se refiere a la hipohidratación, el rendimiento cognitivo y niños, adultos y adultos mayores. Finalmente, se discutirán medidas viables para mantener el rendimiento cognitivo por medio de una mejoría en la hidratación.
Definiendo requerimientos de líquidos
Los consensos de requerimientos de consumo de líquido del Instituto de Medicina (IOM, 2004) y de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) (EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition & Allergies, 2010) se muestran en la Tabla 1. Los requerimientos de consumo de líquido se derivan científicamente para entender el consumo adecuado del agua que se requiere para prevenir los efectos adversos de la deshidratación (IOM, 2004). Por tanto, factores tales como el estado de salud, consumos de proteína y sal, actividad física y clima pueden contribuir a la gran variabilidad en los requerimientos de consumo de agua a nivel individual (IOM, 2004). Un análisis reciente de los datos de NHANES 2011-2016 encontró que 60% de la población no cubre las guías del IOM (Vieux et al., 2020), soportando la evidencia inicial basada en pruebas de laboratorio de que los individuos están en riesgo de hipohidratación moderada aun con acceso adecuado a líquido, denominado “deshidratación voluntaria” (Greenleaf & Sargent, 1965).
Definiendo función cognitiva
La psicología cognitiva se refiere al estudio de las estructuras, representaciones y procesos de la mente que toman, transforman y usan información (Sternberg & Sternberg, 2016). Por ejemplo, si se pide que levante su mano cuando se mencione su nombre en una clase, con cada nombre mencionado usted estará percibiendo la vocalización auditiva, reconociendo la palabra como un nombre, accediendo al conocimiento de su nombre, decidiendo si cada nombre es suyo, decidiendo si levantará su mano y el control de su mano (¿debo levantarla?). Para evaluar el rendimiento cognitivo, los científicos han desarrollado pruebas que estresan aspectos específicos del proceso cognitivo. Por ejemplo, una tarea de memoria a largo plazo requiere que los participantes escuchen un párrafo y recuerden información acerca de ese párrafo 20-30 min más tarde. En esta tarea, se minimizan los aspectos de procesamiento cognitivo más allá de la memoria (es decir, la tarea debe escucharse fácilmente, no requerirá una respuesta motora compleja) para aislar las áreas neuronales y procesamiento relacionado con la memoria. Las medidas cuantificables de los resultados, como la precisión o el tiempo de reacción (es decir, velocidad de respuesta), entonces proporcionan mediciones objetivas de rendimiento. Finalmente, estas tareas son importantes para facilitar nuestro entendimiento de cómo la hipohidratación puede impactar el rendimiento cognitivo al proporcionar información acerca de cuáles aspectos del procesamiento cognitivo se afectan más con las deficiencias de agua corporal. En la Tabla 2 se presenta un ejemplo de dominios cognitivos comúnmente evaluados en los estudios científicos de hipohidratación; las definiciones ofrecidas aquí están diseñadas para un entendimiento práctico de los individuos sin un conocimiento robusto de psicología cognitiva. La Figura 1 presenta un ejemplo de cómo se requieren múltiples dominios cognitivos para cumplir la compleja tarea de conducir un vehículo.